Stories

De presenciar a solucionar – El viaje de U Win Naing

En 1980, en pleno régimen militar en Myanmar, el Ministerio de Electricidad y Energía se apoderó de más de 372 hectáreas de terreno agrícola en la región de Bago para construir una planta de fertilizantes. Las tierras pertenecían a más de 100 familias. El Ministerio no solo no las previno, sino que les dio ninguna compensación. Y cuando no hizo uso de 120 de las 372 hectáreas, tampoco se las devolvió a la población.

Expulsados así de sus propias tierras, las y los campesinos se vieron obligados a trabajar como jornaleras y jornaleros en los campos y arrozales de Kyaw Swar y alrededores. El trabajo era escaso, irregular y estaba mal pagado. Muchas de las familias afectadas acabaron marchándose en busca de otros trabajos, aunque hay quienes cayeron en empleos más duros y peor pagados como la pesca, con la que apenas lograban evitar pasar hambre.

Labrando la tierra en el pueblo de Milethouk, estado de Shan.

U Win Naing Htay: Un promotor jurídico en ciernes

U Win Naing Htay era un niño pequeño durante esos tiempos tan revueltos en su pueblo. Cuando se dio cuenta de que cada vez más amigas y amigos se marchaban, le preguntó a su padre por qué. Las autoridades les habían quitado las tierras, respondió su padre. Sus familias no tenían más opción que irse a buscar trabajo a otra parte.

U Win Naing Htay estaba desconcertado y enfadado con esta respuesta; como niño, no entendía por qué las autoridades hacían esto a la gente.

A medida que crecía, estaba menos sorprendido, pero más enfadado. A los 13 años, se vio obligado a abandonar la escuela para ponerse a trabajar en la granja familiar. Eran tiempos duros, pues flotaba en el ambiente un persistente temor a que cualquier día las autoridades, sin previo aviso ni compensación alguna, te arrebataran tus tierras, y con ellas, los medios de vida de tu familia.

U Win Naing Htay se dedica a cuidar el ganado. © CPRCG/Namati

«Ninguno de mis ocho hermanos y hermanas pudieron seguir en la escuela, salvo mi hermano más pequeño, que fue al instituto. Tuvimos que dejar los estudios para colaborar en la subsistencia familiar», nos cuenta U Win Naing Htay. «Nuestras vidas cambiaron drásticamente. (…) Las reubicaciones forzosas, las violaciones de los derechos humanos y la apropiación de tierras me marcaron fuertemente. Me despertaron el deseo de luchar por la justicia y ayudar a las y los campesinos.»

Veinte años después, U Win Naing Htay halló una forma de hacer este deseo realidad.
 
 
 

Inspirado por el poder del derecho

En 2013, U Win Naing Htay asistió a una charla formativa dedicada a los derechos sobre la tierra organizada en su pueblo por el Civil and Political Rights Campaign Group (CPRCG; «Grupo de Campaña por los Derechos Civiles y Políticos»), una organización socia de Namati. Tres años antes, en Myanmar se había iniciado una lenta transición hacia un régimen semidemocrático y, como parte de dicho proceso, se estaban modificando algunas leyes. En la charla, una promotora jurídica comunitaria llamada U Aye Ngwe explicó que, bajo la nueva ley de 2012, las y los campesinos ya podían asegurar sus tierras registrándolas.

U Win Naing Htay aplicó lo que había aprendido en la charla y fue a registrar las tierras de su familia, pero surgió un problema: alguien de otro pueblo también había reclamado estas tierras como propias. Así que se dirigió a U Aye Ngwe, la promotora jurídica, en busca de ayuda. Trabajando con ella en su caso, U Win Naing Htay aprendió que se podía utilizar el derecho para resolver problemas y proteger los derechos de cada uno. Y se sintió inspirado por ello.

Así que empezó a ayudar a numerosas y numerosos promotores jurídicos y campesinos con sus casos. El caso del acaparamiento de tierras del Ministerio de Electricidad y Energía fue uno de ellos.

El caso del acaparamiento de tierras del Ministerio

A comienzos de 2013, al poco de la promulgación de la nueva ley de tierras agrícolas, las y los campesinos cuyas tierras habían sido arrebatadas por el Ministerio comenzaron a colaborar con organizaciones de la sociedad civil para enviar cartas de reclamación a diversos organismos competentes de la Administración. Nadie les respondió. A finales de 2013, las y los campesinos se dirigieron a U Aye Ngwe en busca de orientaciones.

U Win Naing Htay se puso a trabajar en el caso con U Aye Ngwe y con un grupo de representantes de las y los campesinos. Colectivamente, recopilaron la evidencia y documentación necesarias y presentaron cartas de reclamación detalladas al Gobierno regional de Bago, al departamento de administración municipal y al Ministerio de Electricidad y Energía, exigiendo su derecho a las 120 hectáreas que la planta de fertilizantes no estaba usando.

U Win Naing Htay se encarga de un caso en la región de Bago, Myanmar. © CPRCG

Esta vez, las autoridades respondieron. Desgraciadamente, la respuesta fue que el terreno en cuestión no podía ser devuelto pues ahora pertenecía al Ministerio de Electricidad, que era independiente del Ministerio de Energía.

Este tipo de afirmaciones, más allá de su base jurídica, suele ser la primera argucia de quienes acaparan tierras en su pretensión de disuadir a las y los campesinos originalmente propietarios. Pero U Win Naing Htay, U Aye Ngwe y la comunidad no se dejaron desanimar por esto.

En 2015, U Aye Ngwe falleció. Aunque muy apenado, U Win Naing Htay estaba empeñado en proseguir la labor de U Aye Ngwe y en ayudar a las y los campesinos a que se hiciera justicia. Así que se integró oficialmente en el CPRCG como promotor jurídico comunitario y asumió los casos de U Aye Ngwe.

En los siguientes dos años, U Win Naing Htay y las y los campesinos de Kyaw Swar enviaron más cartas y llevaron a cabo más visitas de seguimiento. En febrero de 2017, organizaron una reunión con personal del Departamento de asentamientos y registro de tierras y del Ministerio de Electricidad y Energía y, cuando se formó el Comité de investigación de tierras agrícolas, enviaron una nueva remesa de cartas y llevaron a cabo otra ronda de visitas de seguimiento.

Y su persistencia funcionó.

Los vínculos que lograron establecer con diputadas y diputados regionales les permitieron asegurar la celebración de reuniones con el responsable regional de Electricidad y con el responsable regional en jefe (el máximo responsable en la región, nombrado por el propio Presidente). Tras todas estas reuniones, las autoridades públicas comenzaron a enviar a personas al pueblo para llevar a cabo encuestas e investigaciones y para recopilar información relacionada con el acaparamiento de tierras.

En febrero de 2018, 38 años después de que las tierras les fueran arrebatadas a las y los campesinos y 5 años después de la apertura del caso, el Ministerio de Electricidad y de Energía les devolvió las 120 hectáreas de tierras.

Las familias que se habían marchado están ahora regresando.

Un campesino en su tierra en el pueblo de Kanpal, estado de Shan.

 

Historia recogida por Aye Aye Aung.

 


October 31, 2022 | Namati

Region: Myanmar

SHARE THIS: