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Un Cambio de Paradigma: Empoderamiento Jurídico y la Democratización del Acceso a la Justicia

Muchas cosas han pasado desde que Marina y yo nos encontramos por última vez en el Curso de Liderazgo en Empoderamiento Jurídico (Legal Empowerment Leadership Course) en Budapest, a finales de 2019. Desde luego, ninguna de nosotras preveía la pandemia de la COVID-19 y cómo esta afectaría a nuestros proyectos.

Marina Dias es la Directora Ejecutiva del Instituto de Defesa do Direito a Defesa (Instituto de Defensa del Derecho a la Defensa, IDDD), en Brasil. Es abogada de formación y está profundamente comprometida con la justicia social. Después de trabajar durante años en algunos de los bufetes de abogados privados más importantes del país, cambió su trayectoria y ahora trabaja para conseguir cambios sistémicos en Brasil -en particular, en el sistema de justicia criminal.

Es una de las 8 ganadoras de los premios del Curso de Liderazgo en Empoderamiento Jurídico 2019.

Este mes de las mujeres, en honor a todas las mujeres que están en la primera línea del trabajo en empoderamiento jurídico en sus comunidades, es un honor destacar el trabajo que Marina y el resto del equipo del IDDD hacen. En esta entrevista, hablamos sobre cómo IDDD se ha adaptado a la pandemia de la COVID-19, su experiencia en el Curso de Liderazgo en Empoderamiento Jurídico, y comparte aquello que ha aprendido en su trayectoria profesional.

Nota: Algunas respuestas han sido editadas .

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¿Puedes contarnos brevemente sobre tu trabajo en IDDD?

IDDD fue fundado por abogadas/os criminales que entendían la importancia de tener una organización cuya misión se centrara en garantizar el derecho a la defensa: El ejercicio del derecho a la defensa para todas las personas, independientemente del crimen del que hayan sido acusadas, si son culpables o inocentes, o de su raza, género o clase socio-económica.

La misión de IDDD es democratizar el acceso a la justicia. Existimos para garantizar que todas las personas tienen derecho a una defensa de calidad, un juicio justo, garantías individuales, la presunción de inocencia, y que puedan cumplir su sentencia de manera digna.

 

En base a esta misión, ¿qué tipo de problemáticas aborda tu trabajo en empoderamiento jurídico y qué estrategias usas?

IDDD lleva el conocimiento construido desde distintos campos de acción a sus esfuerzos de empoderamiento jurídico. Trabajamos con mujeres encarceladas para asegurar que sus derechos son respetados, y abordar problemas relacionados con la construcción de evidencia en el sistema de justicia criminal, el testimonio policial, el reconocimiento, y abordajes y registros policiales. En São Paulo, hay 15 millones de abordajes policiales por año, pero únicamente un 1% de estos resultan en arrestos.

Tenemos alrededor de 300 abogadas/os asociados con el IDDD. Además de hacer contribuciones financieras a la organización, estas/os abogadas/os dedican parte de su tiempo como voluntarios de la organización, trabajando en los proyectos de IDDD. Nuestras líneas de trabajo incluyen incidencia ante los poderes judicial, ejecutivo y legislativo, donde trabajamos para prevenir la regresión de derechos individuales, y nos aseguramos de que leyes beneficiosas sean aprobadas. También realizamos litigio estratégico en la Corte Suprema en casos emblemáticos, y en grupos de trabajo en cárceles. Actualmente, hemos puesto en marcha un Grupo de Trabajo COVID-19 para liberar personas de alto riesgo, personas encarceladas que han cometido delitos menores y no violentos, así como madres con hijas/os de hasta 12 años.

Tras descubrir que uno de los desafíos más importantes para las personas encarceladas es la falta de conocimiento sobre cómo funciona el proceso de encarcelamiento, diseñamos un proyecto para abordar esto. En él, abordamos preguntas tales como: ¿cómo puede uno hacer un habeas corpus por sí mismo?, ¿cómo calcula uno la duración de su sentencia?, o ¿cómo funciona el régimen de progresión? Este proyecto ha estado en marcha durante los últimos 10 años, con dos ediciones al año, y alrededor de 30 personas encarceladas participando en cada edición.

También creemos firmemente que es necesario transformar la cultura punitiva. Para ello, producimos un documental sobre el sistema de justicia criminal, llamado Sem Pena (Sentence on Trial). El documental se mostró en teatros y ganó el premio a mejor película elegida por el jurado popular.

 

Muy interesante. ¿Podrías contarnos un poco más sobre el proyecto de empoderamiento jurídico en las cárceles?

Organizamos un programa de capacitación para democratizar y garantizar el acceso a la justicia de personas encarceladas. Especialmente, porque la presencia del Defensor del Pueblo es aún incipiente y no hay suficientes defensores públicos para asistir a todas las personas encarceladas. Muchas veces las personas pasan largo tiempo en la cárcel sin tener representación legal. Nosotras/os creemos que la auto-defensa es clave para promover el acceso a la justicia.

Antes de cada edición del programa de capacitación, organizamos un taller para abogadas/os asociados con IDDD que facilitan el proyecto. Todo el proceso es acompañado por un/a educador/a con formación en educación popular, cuyo rol es traducir las problemáticas a un lenguaje accesible y establecer una relación de confianza con las personas encarceladas que participan en el curso. De este modo, hay una persona con la que las/os participantes pueden interactuar de manera más profunda, teniendo en cuenta que las/os abogadas/os van cambiando.

También animamos a las personas encarceladas a sugerir temas que les interesen. Uno de los objetivos del proyecto es que se conviertan en agentes multiplicadores de conocimiento. Es importante destacar que no sólo cubrimos asuntos legales, sino que también reflexionamos en torno a temas cercanos a sus vidas. En la última edición, invitamos a dos actrices para abordar cuestiones de género y raza. Guiaron un trabajo corporal con las mujeres que fue muy especial.

Por primera vez en 10 años, no hemos podido llevar a cabo este proyecto en 2020, puesto que no tenemos acceso a las cárceles durante la pandemia.

Participantes, voluntarias y facilitadoras durante una sesión del proyecto de empoderamiento jurídico en cárceles. Fotografía cortesía de IDDD.

 

¿Qué impacto has visto en los 10 años que lleváis implementando este proyecto?

Después de la formación, hemos visto instancias en que las personas encarceladas empiezan a hacer habeas corpus para sus compañeras/os, y comparten lo que han aprendido; esto da cuenta de la importancia de la formación, especialmente en relación a las/os participantes reconociéndose como titulares de derechos. La formación también genera grandes cambios entre las/os abogadas/os voluntarias/os. A pesar de que gran parte de las/os abogadas/os voluntarias/os en IDDD trabajan en grandes bufetes de abogados en el campo criminal, muchas veces no han interactuado de manera cercana con el sistema carcelario aquí en Brasil. A través del programa aprenden sobre la realidad de las personas encarceladas; del racismo que existe en esta estructura y de las violaciones de derechos humanos que las personas encarceladas sufren. A menudo, esto se traduce en un cambio de paradigma.

Por ejemplo, un/a abogado/a que participó en una de estas formaciones y que trabaja en un gran bufete de abogados nos escribió explicando el impacto que el proyecto había tenido en su vida. Apreció cuánto el proyecto la había ayudado a poner en perspectiva que construir junto con las personas encarceladas es fundamental para ayudarles a transformar su realidad. Esto marca una diferencia para el propósito de IDDD. No puedes dar la respuesta a la solución y ya está. Debemos construir juntas/os: No sólo se trata de transformar las vidas de las personas encarceladas, sino que nosotras/os también nos transformamos en el camino.

Participantes, voluntarias y facilitadoras durante una sesión del proyecto de empoderamiento jurídico en cárceles. Fotografía cortesía de IDDD.

 

La COVID-19 ha impactado nuestras vidas y nuestro trabajo de manera inesperada. ¿Cómo ha afectado esto al trabajo de IDDD y cómo os estáis adaptando para continuar apoyando a los grupos con los que trabajáis?

Desde el 13 de marzo de 2020 hemos estado confinadas/os. El 16 de mayo fuimos a la Corte Suprema Federal con una petición para liberar a personas encarceladas que son parte de grupos de riesgo, personas que han cometido crímenes menores sin violencia, y mujeres. Por el momento ya hay una acción en la Corte Suprema discutiendo la situación inconstitucional del sistema carcelario. A pesar de que ha sido reconocido, aún está por finalizar. Al principio, el ministro relator de la acción dio una decisión favorable, pero fue revocada por otras/os ministras/os. Esto fue durante la primera semana de confinamiento en Brasil. Después de esto, decidimos actuar en casos individuales. Estamos llevando a cabo un Grupo de Trabajo para responder a la COVID-19 dentro de las cárceles y defender los derechos de las personas encarceladas, donde ya tenemos más de 500 casos. No obstante, es muy difícil. Los tribunales no están asumiendo su responsabilidad. Esto está resultando en un amplio número de muertes dentro del sistema carcelario. No ayuda el hecho de que muchos casos no se reportan, pero sabemos que el número de muertes ha llegado ya a las 5000.

También hemos hecho pedidos de información a todos los estados del país. Información sobre la provisión de mascarillas e ítems de higiene, si se está permitiendo a las personas encarceladas disfrutar de horas de luz natural, etc. Estamos usando esta información para ejercer presión. Por ejemplo, entramos con una acción judicial en contra del Estado de São Paulo para pedir la provisión de mascarillas, acceso al agua, horas de luz natural, y tests COVID, entre otras cosas. São Paulo alberga el 30% de la población carcelaria de todo el país.

También hemos abordado la problemática del acceso a la justicia y la implementación de audiencias por videoconferencia. Puede ser muy peligroso. Principalmente, en casos de audiencias de custodia, que es la presentación de la persona encarcelada en 24 horas. Si esto se hace por videoconferencia, no se pueden ver signos de violencia policial. IDDD está luchando por impedir que estas audiencias se hagan por videoconferencia.

 

¿Podrías comentarnos qué desafíos (aparte de la pandemia) encuentras en tu trabajo, y cómo estás tratando de abordarlos?

Uno de los principales desafíos para IDDD es el hecho de que vivimos en una sociedad permeada por la cultura punitiva, y por una cultura del miedo. Intentamos concientizar sobre la justicia criminal, y cómo la manera en que ha sido abordada en el pasado sólo ha traído más violencia y perpetuado el ciclo de violencia. ¿Cómo mostramos la urgencia de la problemática teniendo en cuenta las historias de estas personas? ¿Cómo problematizamos la cultura punitiva?

El compromiso de las/os voluntarias/os es otro desafío. Me he dado cuenta de la importancia de hacer parte de la conversación a las/os abogadas/os, que sean parte de la co-creación en los proyectos, de reflexionar juntas/os.

Otro desafío es acercar el mundo de las/os abogadas/os al mundo de las personas que sufren violencia, a las violaciones de derechos humanos que estamos intentando cambiar. Son realidades muy diferentes. Las/os abogadas/os están acostumbradas/os a ofrecer una solución; y esto no está funcionando. Las personas que viven en las realidades de las violaciones de derechos tienen derecho a ser las/os protagonistas de sus historias, especialmente si buscamos generar un cambio sistémico. Cambiar la mentalidad de las/os abogadas/os es un gran desafío. En particular, dado que es una visión que está arraigada en el conocimiento que viene de las/os especialistas. Para abordar esto, estamos buscando proveer a las/os abogadas/ps de una formación en la educación de Paulo Freire, para que puedan deconstruir esta certitud que tienen de tener todas las respuestas. Para mí, este ha sido uno de los mayores desafíos. Sin embargo, hablo de esto con alegría, porque es una transformación que no sólo es sobre empoderamiento jurídico, sino también sobre la sociedad. Tenemos que construir conjuntamente, con una visión colectiva, pues es mucho más poderosa cuando viene cargada con múltiples significados y perspectivas.

Las personas tienen que ser dueñas de sus historias. Las grandes organizaciones no pueden pensar que tienen la respuesta a todos los problemas que enfrentan. Eso es antiguo. Los conflictos tienen que ser transformados por quienes son parte de esos conflictos. Las/os abogadas/os son una pieza importante, pero solos no van a cambiar la realidad. Cambiar este paradigma es un gran desafío.

 

¿Qué nos puedes decir de sostener y escalar vuestros esfuerzos? ¿Qué estrategias usáis?

Como he mencionado, una parte clave es mantener a las/os abogadas/os comprometidos. IDDD ha estado pensando cómo escalar el número de abogadas/os asociadas/os con la organización más allá de São Paulo y Río de Janeiro; cómo expandir al resto de Brasil. Y ya hemos hecho cambios a la manera en que las personas asociadas se unen a IDDD. Sería increíble incrementar nuestra capacidad de trabajo. Necesitamos invertir en formación para que este conocimiento pueda ser multiplicado. Por ejemplo, es importante elaborar folletos para la replicación del contenido. En el Grupo de Trabajo que IDDD está implementando hemos organizado reuniones con voluntarias/os para discutir desafíos, decisiones y dudas. Es importante construir conjuntamente, escuchar antes de tomar decisiones. Más y más tratamos de apostar por la construcción colectiva. Lo que yo quiero para las/os asociadas/os en relación con el empoderamiento jurídico, también debemos hacerlo dentro de la organización.

Otro elemento pensando en cuestiones de escala es el hecho de que al realizar inspecciones o grupos de trabajo en las cárceles, el IDDD tiene el objetivo de verificar cómo el judiciario está aplicando ciertas leyes. Además, también producimos información de la recolección de datos para influenciar las políticas públicas. Por ejemplo, hemos implementado un Grupo de Trabajo sobre mujeres. Durante 6 meses fuimos a la cárcel en el interior de São Paulo y realizamos entrevistas con las mujeres, aparte de trabajar en sus casos. Una de las preguntas que les hicimos fue: ¿Si pudieras mandar un mensaje al juez/a que dictará tu caso, qué mensaje le mandarías? Enviamos esas respuestas por correo a todas/os las/os jueces en São Paulo con un diseño precioso de una artista visual. Intentamos traer distintas dimensiones. Este proyecto resultó también en el documental Mães Livres (Madres Libres).

Participante en el proyecto y documenta Mães Livres (Madres Libres), con su hija. Foto cortesía de IDDD.

 

Es difícil imaginar la realidad antes de la COVID-19. Unos meses antes de la pandemia, participaste en el Curso de Liderazgo en Empoderamiento Jurídico 2019 (Legal Empowerment Leadership Course). ¿Nos puedes contar tu experiencia?

El curso fue muy importante. Yo tengo formación en mediación de conflictos y justicia restaurativa. Tenía el conocimiento, pero no tenía claro cómo llevarlo al trabajo de IDDD. Conocimiento que da valor al protagonismo de las personas involucradas en los conflictos y cree en la transformación basada en el diálogo, la escucha, y la construcción colectiva. Un proceso arraigado en valores comunitarios. Después del curso, conseguí traer a IDDD principios que tienen mucho valor para mí, pero de manera más concreta.

También me di cuenta de que valoro más el empoderamiento jurídico, entendiéndolo como una estrategia clave de IDDD. No pueden ser sólo proyectos dentro de cárceles. Tiene que estar reflejado en otras acciones. Nuestro proyecto dentro de las cárceles aún tiene que fortalecerse y transformarse, incluyendo hacer la conexión entre las cárceles y los territorios y las comunidades. Después del curso me siento más segura para dar centralidad al empoderamiento jurídico de la misma manera en que vosotros lo presentáis desde la Red de Empoderamiento Jurídico y Namati.

Fui abogada por muchos años, y estaba orgullosa de decir a mis clientes: “No se preocupe, yo me encargo de su problema. Vaya a dormir tranquilo”. Para mí, esa era una señal de ser una buena abogada. Hoy, veo eso con muchas reservas. Veo prepotencia en esta actitud. El curso me dio claridad sobre la importancia de este cambio de mentalidad para el propósito del IDDD. Para que podamos transformar la realidad del sistema de justicia criminal. Esto no significa renunciar a ser absolutamente técnico, pero sólo tener la percepción de que las personas que sufren violaciones diarias tienen mucho que decir.

Desde entonces, he presentado múltiples proyectos de empoderamiento jurídico a donantes. Por ahora, hemos conseguido financiamiento para dos de ellos: conseguimos financiamiento para nuestro programa de empoderamiento jurídico dentro de las cárceles, que anteriormente financiábamos con nuestros recursos institucionales; y hemos conseguido financiamiento para empezar un nuevo proyecto de empoderamiento jurídico trabajando con defensoras/es de los derechos humanos en contextos urbanos, en problemáticas como violencia policial y justicia criminal. Creo que estos son resultado directo del curso, y que nos ayudarán a hacer un salto cualitativo. El curso giró una llave, y la junta de IDDD también la está girando. Mi sueño es compartir las enseñanzas del curso con las/os abogadas/os, porque estoy convencida de que resultará en una gran transformación.

Marina junto con las/os otras/os participantes y profesoras/es del Curso de Liderazgo en Empoderamiento Jurídico 2019.

 

La COVID-19 ha exacerbado muchos de los desafíos que enfrentamos. ¿De qué manera tú y tu equipo mostráis coraje ante los desafíos?

Para trabajar en este campo hay que tener coraje. ¿Cómo no puede ser el caso? Tener coraje significa actuar desde el corazón. Ese es nuestro trabajo. Nos mueve la indignación. Nuestro trabajo puede marcar la diferencia. IDDD toma esta perspectiva del terreno, de los derechos humanos, del activismo, como una perspectiva técnica y legal. Esto nos da coraje para saber que esas dos perspectivas pueden marcar la diferencia.

Un claro ejemplo fue cuando sucedió el confinamiento a causa de la COVID-19. Yo soy una persona que intenta estar atenta al bienestar del equipo. Intento escuchar. Recuerdo decir “Estos no son tiempos normales. No te preocupes si no tienes los recursos, tómate tu tiempo”. Sin embargo, los efectos de la pandemia eran tan graves en el sistema carcelario que todos los equipos se movilizaron. Fue muy poderoso y precioso. Creo que de ahí es de donde viene el coraje.

También insisto en la importancia del autocuidado dentro del equipo. El autocuidado es una herramienta para el activismo. El autocuidado y el equilibrio emocional son herramientas extremadamente importantes para poder seguir adelante. Si no nos cuidamos, ¿cómo vamos a cuidar de otras personas? No sé si hago esto conmigo misma. Fracaso mucho, pero por lo menos está en mi cabeza. Quienes trabajamos en el mundo de los derechos humanos siempre pensamos que tenemos que sacrificarnos, y a veces esto nos lleva a lugares peligrosos. ¿Es eso empoderador? ¿Acaso no es eso una actitud colonizadora? ¿Por qué necesito perderme a mi misma para hacer lo que hago? Creo que es importante prestar atención a esto con las personas con las que trabajo, mantenerse firme, con coraje, actuando con el corazón. Al mantener esta atención estamos más presentes, podemos hacer las preguntas adecuadas y no perder nuestra intuición. Las respuestas a problemas tan graves y complejos no son únicamente mentales; también son emocionales y sensoriales. Por eso creo tanto en el arte como una forma de conseguir cambios sistémicos.

 

¿Tienes consejos de tu experiencia que querrías compartir con otros miembros de la Red?

Para mí tiene mucho sentido pensar en proyectos de alto impacto, donde podemos llegar a transformaciones sistémicas/sostenibles. Tenemos que mirar más allá y a la misma vez permitirnos hacer preguntas. No hay que tener miedo de cambiar de dirección. Hay una canción del compositor Tom Zé. Él dice que necesitamos deconstruir para construir. A veces el proceso es más importante que el objetivo final. Si añadimos demasiada presión para cumplir con el objetivo final, perdemos la posibilidad de crear otras oportunidades.

Como persona, puedo conectar con otras personas en los territorios y con las personas tomadoras de decisiones. Creo que la escucha activa es la herramienta que más he cultivado. Escuchar, escuchar, escuchar. Prestar atención. A veces, quienes trabajamos en el campo de los derechos humanos podemos ser tan autoritarios como esas personas a quienes queremos confrontar. Una posición autoritaria no puede llevar a la transformación. Incluso cuando estás hablando con una persona que piensa muy diferente a ti, es interesante escuchar activamente. Siempre hay una oportunidad para rescatar algo que puede generar una especie de conexión con la persona, y que puede cambiar completamente el curso de la historia.

 

Gracias por estos consejos tan poderosos, Marina. Ahora que concluimos la entrevista, ¿tienes algún libro, canción, recurso, cita que te ayude a ti y a tu equipo a estar inspiradas/os que quieras compartir?

Me acordé de la canción del maravilloso compositor Gilberto Gil llamada Andar com Fé (Andar con Fé).

También está la poesía de Carlos Drummond de Andrade, que habla de la importancia de vivir el tiempo presente, de estar aquí, de darse las manos.

Mãos dadas

Não serei o poeta de um mundo caduco.
Também não cantarei o mundo futuro.
Estou preso à vida e olho meus companheiros.
Estão taciturnos mas nutrem grandes esperanças.
Entre eles, considero a enorme realidade.
O presente é tão grande, não nos afastemos.
Não nos afastemos muito, vamos de mãos dadas.

Não serei o cantor de uma mulher, de uma história,
não direi os suspiros ao anoitecer, a paisagem vista da janela,
não distribuirei entorpecentes ou cartas de suicida,
não fugirei para as ilhas nem serei raptado por serafins.
O tempo é a minha matéria, o tempo presente, os homens presentes,
a vida presente.

Carlos Drummond de Andrade

 


June 16, 2021 | Marta Almela

Region: > Global   |  Brazil   |  South America

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